Caminito profundo de mi mente en recuerdos.
Con una faz de polvo y un andar
tranquilo.
Recordando pregunto si el haberte dejado
en verdad me ha traído
aquello que he anhelado.
En tí había dulzura y también hermosura
de lo
bueno y sencillo, del viento y de la flor
que con su bello aroma llenaba el espacio
del campo y de la tierra donde naciera yo.
Es que en tí transitaban millares
de ilusiones;
cipotes que quiseran tener mejor lugar,
más talvéz no comprenden
que allá en ese suelo
existen maravillas: Existe la verdad.
Caminito
profundo de mi tierra eres dueño,
porque en tí se han forjado de tantos la verdad.
Te recuerdo ahora y en mi mente y ensueño
conservas mi cariño y también mi lealtad.
Anoche te vi llorar
querido amigo, sufrías.
En tu rostro solo había
sinceridad
y dolor.
Dijiste que en un momento
en medio de la aflicción
miraste
al cielo esperando
de su divina actuación.
Cuestionas y te empeñas
en
encontrar solución
a tus preguntas y críticas
sin encontrar la razón.
Es
ese mal que ataca
a todo médico bueno.
A aquel que concientemente
cuida
y piensa en su labor.
¿Pero que puedo decirte
mi amigo en éste momento?
La niña ya se ha ído.
¿Qué menguará tu pesar?
"Hiciste lo que pudiste."
te digo y si me escuchas,
mas éste momento nunca
se escapará de tu mente.
Perder el primer paciente
es un dolor indeseable.
Es algo que te
inunda
te abate y entristece.
Cómo poder explicarlo.
No puedo ni
intentarlo.
Lo entiendo, lo he sentido;
y te digo nunca cambia.
Recuerda
sólo mi amigo
que éste sentir aunque amargo,
te hace fiel y te hace digno
a
hacer mejor tu labor.
Jugando en el cementerio,
Elevando tu piscucha,
te veo querido niño
y al cielo le pregunto.
¿Qué piensas querido niño ?
¿Qué esperas tú de este mundo?
La
guerra te trajo aquí,
la guerra y la pobreza.
Con un corazón gentil,
con amor
y entereza,
enfrentas tu suerte así
con valor y con firmeza.
Te veo y
puedo oír
tu suspirar, tus deseos.
Pareces querer volar
con tu piscucha
y soñar.
Pareces querer creer
que si crees suficiente
tu suerte podrás
cambiar
aunque sea en tu mente.
Te veo querido niño
y quisiera hoy decirte.
Que
un día primero Dios
de ese lugar podrás irte.
Quisera poder decirte
que
mañana al despertar
podré estar a tu lado
y tu suerte mejorar.
¡Espera
querido niño!
¡Espera sin desmayar!
Porque hay quienes en tu ayuda
en tiempo
habrémos de llegar.
¿Porqué lloras? pregunto. ¿Porqué lloras chiquilla?
Que tus lágrimas dejen claras
pues tus mejillas.
Sí, bien sé que la guerra deja grande tu pena.
Te ruego, yo,
consuelo halles pobre pequeña.
"Cayó fuego del cielo" me contestas
criatura.
"Cayó fuego del cielo quemándome la pierna."
¡Que guerra cruel!
Cuanto odio trayendo desventura.
Tu mundo despedaza a una edad tan tierna.
Recuerdos
acumulas, cicatrices tus manos.
Con un dolor ingrato la existencia has pasado
Comparando
tu vida con la de aquellos sanos
dices tus esperanzas y sueños se han frustrado.
Te
ruego mi niñita, te ruego más no llores.
Pídele a Dios la vida no traiga sin sabores.
Pídele
que de dicha tu mundo sea llenado.
Pídele de esperanza tu corazón inundado.
Cree
pues que la vida no es sólo de dolores.
Conoce que en el mundo también existen amores
Amores
de lo bueno, de lo limpio, lo puro,
de perdonar a otros, aunque sea éso duro.
Que
renazca hoy en tí un canto de alegría,
Dios te bendiga niña, mi valiente chiquilla.
Me miras con tus ojos tan profundos
me miras y me dices en silencio
que
eres de la vida prisionero
y que escapar quisieras tu agujero.
Me dices
que eres mucho más maduro
que un niño de tu edad en otro tiempo.
Comentas que
en tus años has pasado
pobrezas y tristezas no contento.
Me miras con tu
cara tan sincera
y sin palabras hablas a mi mente.
Me dices que no esperas
ni riquezas,
ni grande compasión de mucha gente.
Me dices que si esperas
la sonrisa,
la mano amiga de alguien que te quiera.
Que te quiera porque eres
sol y brisa,
y el corazón de un pueblo que agoniza.
¿Quién será pues quién venga
hoy a tu encuentro?
¿Quién podrá hoy una mano aquí brindarte?
Y decirte "...pequeño
vamos juntos."
Sin preguntar más nada del asunto.
Todo es apacible aquí en Suchitoto:
El ritmo aquí es otro tranquilo y felíz.
La
gente sonríe y camina contenta,
y hasta las calles reflejan su paz.
Mas
han sido tantas las penas pasadas.
Lágrimas quedaron grabadas en tí.
Fueron cicatrices
de balas y muertos
que un día cubrieron tu historia más cruel.
Si aquellas
paredes hablar hoy pudieran
Oh! Cuanto dijeran de días aquellos
cuando al solo
oír de tí en otras partes
la gente temblaba de horror y dolor
Pueblo de
mi tierra te canto estas letras
queriendo que sepas cuan gozo me da
al ver
que aunque tantas han sido tus penas
aún te conservas con porte tenaz.
Calles
empedradas reflejan tu historia
balcones de antaño cuentan tus romances
y tus
bellas casas y calles recitan
una fiel poesía de tu juventud.
Pequeña en
tamaño enorme en historia
cultura desborda tu esencia y ser.
En forma tan leal
guardaste tesoros
y a ésta tu patria le has sido tan fiel.
Cipote de pies decalzos y de quemada tez,
aquél que humildamente pide moneditas
de a diez.
Cuantas veces las calles rodando habrás de andar
y al verte así rogando
me harás a mi llorar.
Cipote de camisa raída y sonrisa sincera,
si acaso
ésta triste vida ayudarte pudiera.
Apuesto tu sonrisa bien pagará
a aquél que
un poquito te ayudará.
Permiteme Señor si es tu deseo
despojar a éste día de
algo feo.
Pudiendo así cumplir el requisito,
y aquél pobre menor en su desdicha
mi
mano asistir pueda algún poquito
llenando así un instante con tu dicha.