LITERATURA MAYA

"Los Griegos del Nuevo Mundo"

        Como los Griegos en el viejo mundo, Los Mayas dieron al Nuevo Mundo los primeros matemáticos, físicos, astrónomos y filósofos... por lo que perfectamente se les pueden comparar a los griegos de Perícles, Diógenes, Pitágoras y Sócrates.
        En 1562, el fraile franciscano Diego de Landa, mandó incinerar públicamente una biblioteca Maya completa llena de libros antiguos escritos en jeroglíficos, o sea, un verdadero tesoro arqueológico. Este sencillo e irracional acto, barrió nuestras esperanzas de despejar tantas incógnitas que ahora nos persiguen sobre Los Mayas. Esta incineración se ha comparado al incendio de la biblioteca de Alejandría hace dos mil años... Irónicamente, este mismo fraile es el autor de la obra "Relación de las Cosas de Yucatán", libro tan vital hoy día para el estudio de la cultura Maya.
        Muy pocos documentos se conservan de los Mayas Clásicos y su cultura, pero los pocos disponibles muestran su vasta profundidad de conocimientos, pero además, su estudio sobre el orígen del hombre, las cosas, y el universo... este es el tema central de su más difundido documento cultural: El Popol Vuh.
        El Popol Vuh fue encontrado y recopilado después de la conquista, pero como la Biblia, está viciado de interpolaciones y deleciones para satisfacer los fines de los misioneros en su lucha por cristianizar a Los Mayas.
        En el siglo XVII fue descubierto El Popol Vuh en Chichicastenango, Guatemala, por fray Francisco Jiménez, quien lo tradujo al castellano. El texto de El Popol Vuh que hoy conocemos fue compilado por Diego de Reynoso, y abarca la creación del mundo y del hombre, es la Biblia Maya, y eruditos la comparan a ésta por su carácter y naturaleza.
        Yo recopilo y comparto la parte inicial de El Popol Vuh...

EL POPOL  VUH

DE LA CREACIÓN - Primera Tradición
 
         Esta es la primera referencia: todo estaba en suspenso, en calma, en sosiego silencioso. Así estaba todo lo que hay en el cielo.
        He aquí la primera relación, el primer dicho: no había una sola gente, ni animales, ni pájaros, ni peces, ni cangrejos, ni árboles, ni piedras, ni hondonadas, ni barrancas, ni pajonales, ni guatales.
        Sólo el cielo existía.
        Aún no estaba visible la superficie de la tierra; solamente existía el mar tranquilo y todo lo que hay en el cielo.
        No había nada que estuviera en conjunto, que reposara; algo que se moviera que tuviera semejanza con lo que existe hecho en el cielo.
    Nada había en pie; solamente existía la tranquilidad de las aguas y el silencioc del mar; solamente había calma, ninguna otra cosa existía.
        Sólo en el silencio y la calma de las tinieblas de la noche Tzakol, Bitol, Tepeu, Gucumatz, Alom y Cajolom estaban entre la claridad deslumbrante.
        Y estaban cubiertos con un manto verde como Gug, y por eso les llamaron Gucumatz, y estaban poseídos de grandes sentimientos. De esa manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo; este era su nombre: Cabaguil. Así lo dijeron.
        Entonces vino aquí la palabra, al llegar Tepeu y Gucumatz al lugar de las tinieblas y de !a noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz.
        Y se pusieron de acuerdo, deliberando al reunirse, y manifestándose lo que pensaban y lo que sentían.
        Entonces, cuando se reunieron, dándose a conocer, manifestaron sus opiniones y sentimientos. Sola la luz se mostraba ante lo increado: y se consultaron cómo alimentarían a los seres que habrían de vivir en los bosques, entre los bejucos; cómo sería sustentada la vida de los que hasta entonces estaban en las tinieblas de la noche, por lo que es el Corazón del Cielo, cuyo nombre es Jurakán.
        La primera manifestación de Jurakán es Cakuljá, la segunda Chipí-Cakuljá, la  tercera Raxá-Cakuljá y estas tres manifestaciones constituyen el Corazón del Cielo.
        Estos llegaron a reunirse con Tepeu y Gucumatz y conferenciaron con ellos sobre la futura existencia de los seres que se proponían crear, cómo harían brotar la claridad y quiénes los alimentarían.
        Llegaron entonces a un acuerdo y se llenaron de satisfacción. El agua no se retiraba aún. Que se vacie el agua para labrar la tierra y que aparezca la superficie de ella como un plato. Que nazca la claridad en el cielo y en la tierra, para sembrar, lo que han de comer sus pobladores, los que deben sentir adoración por ese aparecimiento hacia el Formador y Creador de la gente civilizada, en la gente manifestada.
        Así dijeron ellos cuando se formó y pobló la tierra que habían hecho.
        Sólo así ciertamente quedó resuelta la existencia de los pobladores de la tierra. !Tierral -dijeron-, y luego se formó ésta.
        Unicamente nubes y neblinas llenaban el espacio sobre ella; y entonces, pues comenzaron a aparecer dentro del agua los montes, surgiendo inmediatamente de ella.
        Era cosa sobrenatural, extraña y maravillosa, cómo fueron formándose los montes, las costas y los valles de la tierra, al aparecer a un tiempo mismo sobre la superficie de ella poblados bosques de cipreses y de pinos.
        Así fue como se llenó de alegría Gucumatz: -¡Magnífico que hayas venido!, dijo, ¡Oh, tú Corazón del Cielo! ¡Oh tú Corazón del Cielo! ¡Oh tú Jurakán! ¡Oh, tú Chipi-Cakuljá! ¡Oh, tú, Raxá-Cakuljá!
        Está consumada la obra de nuestro Creador y Manifestador -dijeron ellos entonces.

        Primero, pues, se formaron los pobladores de la tierra, de los montes, de las montañas, de las costas y de los valles. Luego pensaron cómo hacer el camino de las aguas, y comenzaron éstas a deslizarse al pie y entre las montañas. Después reflexionaron quiénes quedarían en el agua, al aparecer las grandes montañas. Así fue como se formó la tierra cuando fue creada y poblada por el Corazón del Cielo, por el Corazón de la Tierra, según lo dijeron los que primero la llenaron, los que estaban en el cielo, y también los que estaban en la tierra y en el agua.
       De esta manera se llenó la tierra cuando la formaron y poblaron. Entonces meditaron y resolvieron acerca de la manera de terminar su obra, la hecha por ellos. Después llenaron con sus animales montes y montañas; como guardianes de los guatales y habitantes de los matorrales fueron desde entonces los pájaros, leones y tigres; y de los bejucos, las culebras, las víboras de cascabel y los cantiles.
        Hablaron entonces Alom y Cajolom diciendo: -¿Es sólo para que árboles y bejucos estén en silencio y sin movimiento, para lo que han sido creados? Por eso es bueno que tengan sus guardianes.
        Así hablaron mientras se llenaban de satisfacción al conversar sobre ello, y al
distribuir los habitantes, bestias salvajes y pájaros. Luego les designaron moradas
a las bestias y a los pájaros.
        -Tú, bestia salvaje del campo, beberás en los ríos, dormirás en las barrancas, en la paja reposará tu cuerpo, cohabitarás entre los platanares y guatales, andarás en cuatro pies que servirán para llevar tu carga. Así quedó establecido y se les dijo.
        Entonces los grandes y pequeños pájaros comenzaron a fabricar sus nidos.
        -Vosotros pájaros, estaréis -les dijeron- en los árboles y en los bejucos, como nosotros en nuestras casas, allí fecundaréis y os multiplicaréis entre las ramas de los árboles y entre los enredos de los bejucos.
        Así les fue dicho a las bestias y a los pájaros del campo, y haciendo luego lo que cada uno debía hacer, todos eligieron sus guaridas, querencias y nidos. Así fue como tuvieron sus moradas en donde vivían los animales todos de la tierra, dadas por Alom y Cajolom.
        Concluída la creación de todas las bestias y pájaros, les fué dicho por Tzakol, Bitol, Alom y Cajolom:
        -Gritad, aullad y gorjead para entenderos; no permanezcáis en silencio; separaos cada grupo según su modo de entenderse y según su especie. Así les fue dicho a los animales, bestias y pájaros, leones, tigres y culebras.
        -Ahora decid nuestros nombres para que seamos honrados en el cielo, ya que somos vuestra madre y vuestro padre -les dijeron Jurakán, Chipí-Cakuljá, Raxá-Cakuljá, U-Cux Caj, U-Cux Uleu, Tzakol, Bitol, Alom y Cajolom; ¡Hablad! llamadnos y acudiremos a veros! Así les dijeron.
        Pero no pudieron hacerlo como lo hubiera hecho la gente racional, y sólo hacían gestos, sólo cacareaban, sólo graznaban, sin ofrecer manifestación alguna de poseer un lenguaje, pues sólo gritaban cada uno según su especie.
        Cuando Tzakol y Bitol se apercibieron de que sus criaturas no podían hablar, se lo comunicaron mutuamente, lamentándose de que aquellos no pronunciaran sus nombres, ni les reconociesen como creadores y formadores del cielo. -No está bueno eso, dijeron, al reunirse con Alom y Cajolom.
        Y entonces manifestaron a sus criaturas que serían sustituidas por otras, por no haber podido hablar; que se les cambiaría la palabra, la alimentación y la manera de comer; y que sus nidos; sus querencias y guaridas las tendrían siempre en barrancas y guatales, por no haber sabido invocarlos y adorarlos.
        -Hay aun quienes puedan ver, dijeron, nuestro destello, como la luz del día, al hacer nosotros grandes obras en favor de ellos, vosotros sólo serviréis obedeciendo, y vuestras carnes serán trituradas y comidas. Así les dijeron.
        -Este es, pues, vuestro destino. Así les habló y ordenó a los grandes y pequeños animales que poblaban la superficie de la tierra.
        Estos quisieron aún recobrar su preponderancia y probaron una nueva manera de expresar su adoración.
        Pero como por su lenguaje no lograron entenderse al estar juntos, ni sintieron afectos nada hicieron los Creadores por ellos.
        Por tal motivo su carne fué destinada a ser sacrificada y comida, y solamente para eso serían matados todos los animales que viven en la tierra.
        Por eso fueron comidos y engañados por la gente civilizada, por la gente entendida, formada por Tzakol, Bitol, Alom y Cajolom.
        -Probaremos ejecutar un nuevo intento, porque es preciso que al llegar la aurora hayamos sembrado el alimento para mantener a nuestras criaturas. ¿Cómo haremos para que éstas nos llamen e invoquen como los principales sobre la superficie de la tierra? Hicimos los primeros seres y no pudieron admirarnos, al manifestarnos ante ellos de manera hermosa y deslumbrante. Probaremos, pues, de nuevo a crear un ser grande, que se mueva y que sea impulsado por nosotros.
        Así lo dijeron. Entonces principiaron a formar de barro húmedo sus carnes.
        Pero, al momento, comprendieron que no serviría porque se desleía, era sólo un montón de cieno, en el que se veía un pescuezo, una boca muy ancha, con ojos que no miraban sino para un lado, y sin cabeza. Habló, pero no sentía, y por su constitución no podía permanecer en el agua, porque inmediatamente se deshacía; no era consistente.
        Entonces Ajitzak y Ajbit les dijeron: -Sólo estaréis hasta que vengan los nuevos seres. Lucharéis para procrear y multiplicaros. Así les dijeron, dejando así ejecutada sú voluntad.
        Entonces desbarataron lo que habían hecho el Creador y el Manifestador, los
cuales dijéronse entre sí: -¿Cómo haremos para formar seres mejores que los anteriores, que vean, comprendan y nos invoquen?
        Y se consultaron de nuevo y resolvieron decir a Ixpiyacoc, Ixmucané, Junajup-guch, Junajup-utiu: -Señalad un nuevo día de aparecimiento y creación. Así hablaron Ajtzak y Ajbit, hablando después con Ixpiyacoc e Ixrnucané.
        Después escogieron quién entre ellos obtendría la presencia de la abuela del sol, la abuela de la luz, como les fue dicho por Tzakol y Bitol; éstos son los nombres de Ixpiyacoc e Ixmucané.
        Y cuando las tres manifestaciones de Jurakán hablaron con Tepeu y Gucumatz, les dijeron a los del sol, a los que hablan, a los que hacen aparecer y encierran al sol: que se juntasen de nuevo y resolvieran qué clase de gentes crearían y formarían, quiénes las mantendrían, para que los adorasen como los superiores de ellos.

-Oigase y entiéndase, pues, la verdadera palabra del que todo lo da, del hombre de todos los hombres, nuestra abuela, nuestro abuelo: Ixpiyacoc e Ixmucané desean saber cómo brotarán los seres, como los iluminaréis, cómo los llamaréis, cómo no les haréis daño, cómo deben ser los primeros como gente civilizada, como gente entendida, como gente formada, en fin. Esto dijeron al llegar entre ellos.
        Manifiéstense para ello ustedes mismos Junajup-guch, Junajup-utiu, dos veces formador, dos veces creador. Nim Ak, Nimá tzüz, Ajcual, Ajyamanic, Ajchut, Ajtzalam, Ajraxá Lak, Ajraxá Tzel, Ajkol, Aj-Toltecat, R'atit-kij, R'atit-zak. Así fueron llamados por nuestro Creador y Manifestador.
        ¿Solamente el hechicero que maneja los granos de maíz y las semillas de palo de pito podrá hacer y llegará a salir a la medida la escultura de madera, con boca y cara? -preguntaron ellos al agorero del sol.
        -Oigase y entiéndase, pues, la verdadera palabra del que todo lo da, del hombre de todos los hombres, nuestra abuela, nuestro abuelo: Ixpiyacoc e Ixmucané desean saber cómo brotarán los seres, como los iluminaréis, cómo los llamaréis,
cómo no les haréis daño, cómo deben ser los primeros como gente civilizada, como gente entendida, como gente formada, en fin. Esto dijeron al llegar entre ellos.
        Manifiéstense para ello ustedes mismos Junajup-guch, Junajup-utiu, dos veces formador, dos veces creador. Nim Ak, Nimá tzüz, Ajcual, Ajyamanic, Ajchut, Ajtzalam, Ajraxá Lak, Ajraxá Tzel, Ajkol, Aj-Toltecat, R'atit-kij, R'atit-zak. Así fueron llamados por nuestro Creador y Manifestador.
        ¿Solamente el hechicero que maneja los granos de maíz y las semillas de palo de pito podrá hacer y llegará a salir a la medida la escultura de madera, con boca y cara? -preguntaron ellos al agorero del sol.
        Entonces el hechicero que maneja los granos de maíz y las semillas de palo de pito, logró hacer descender hacia ellos la adoración del sol. -El sol y su adoración, dijo entonces una anciana, será la madre de ellos. Esta era la madre del hechiero de las semillas de pito. Ixpiyacoc es su nombre, que al mismo tiempo es la abuela del sol del Manifestador de Chirakán, Ixmucané, tal es su nombre.
        Ellos dijeron entonces, cuando iba elevándose el sol: -Sólo al encontrarse unan sus pareceres para hablar y que oigan nuestros oídos cuando hablemos y platiquemos sobre la manera de esculpir en madera, uno como el que hicieron Ajzak y Ajbit, y que ellos sean los que les den de comer y los mantengan, los que hagan las siembras y les alumbren.
        -¡Tú, maíz! ¡Tú, semilla de palo de pito! ¡Tú, sol! íTú, el Manifestador!, avergüéncense, les dijeron. ¡Tú, Corazón de¡ cielo, no hagas bajar la cara y la boca de vergüenza a Tepeu y Gucumatz!
        Ellos hablaron entonces a su mantenedor: es bueno encontrar muñecos hechos de madera, que hablen y platiquen como gente sobre la superficie de la tierra.
        Cuando quedaron formados se los dijeron y les nombraron. Inmediatamente formaron muñecos de madera con parecido de gente, como gente que hable también, esta es la gente que debe existir sobre la tierra.
        Estos emparentaron entre sí, cohabitaron y tuvieron hijos e hijas también como muñecos de madera; pero no tenían corazón ni sentimientos; ni sabían que eran hijos del Creador y Manifestador: 'Vagaban sólo como seres extraños y sin destino.
        Y como no supieron comprender al Corazón del cielo, cayeron en desgracia, pues eran solamente como un engaño con boca para comer; hablaron, pero su cara estaba enjuta, no tenían pies ni manos, ni sangre en las venas, ni intestinos para guardar la comida, ni miembros para defenderse, y estaban secas sus mejillas y sus dedos no se distinguían de su carne.
        Así no pudieron comprender la presencia de Tzakol y Bitol, que son padres de los que respiran y tienen corazón. Esa era la clase de gente con que de nuevo empezó a poblarse la superficie de la tierra.
        Por eso fueron luego destruidos los muñecos de madera, condenándoseles a  desaparecer por la muerte.
        Para el efecto se llenó de agua la tierra por mandato del Corazón del Cielo. Una gran inundación se hizo entonces, la que fué llegando hasta donde se encontraban los muñecos hechos de madera.
        De palo de pito fue hecho, pues, el cuerpo del hombre, y al mismo tiempo fue formada de Tzibak la carne de la mujer, por Tzakol y Bitol. De eso quisieron formarlos Tzakol y Bitol.
        Pero ellos no sentían ni hablaron ante su Creador y Manifestador que los habían formado como criaturas suyas.
        Por eso fueron condenados a perecer. Y vino la inundación en forma de lluvia espesa como de trementina, bajando del cielo. Y llegó el nombrado Xecotcoguach y les sacó las pepitas de los ojos; y vino después Camalotz y les cortó la cabeza, y vino Cotzbalam y les devoró las carnes; y vino Tucumbalam y les escarbó las entrañas y les masticó los huesos y los nervios. Fueron, pues, pulverizados, despedazados y castigados, en fin, en su presencia.
        Y fué la causa el no haber comprendido la presencia de sus progenitores, del Corazón del Cielo llamado Jurakán. Por esa causa, pues, se oscureció la superficie de la tierra y cayó una lluvia negra como las tinieblas; lloviendo de día y de noche.
        Y llegaron entonces los pequeños y los grandes seres, y mostraron sus caras hechas de madera y piedra. Hablaron todos, señalándose unos a otros las tinajas, los comales, las escudillas, las ollas, los chuchos, las gallinas y todo cuanto poseían.
        -Mucho nos hicisteis sufrir, a unos, y nos comisteis a otros, dijeron. Ahora vuestra carne será nuestra comida -les decían los chuchos y las gallinas.
        Y las piedras de moler les dijeron también: -Por vuestra causa se gastaban nuestras caras. Día a día, al anochecer y al amanecer, siempre estuvisteis haciendo sobre nosotros: iJolí!, ¡Jolí!, ¡Juquí!, ¡Juquí! Tal era nuestro oficio; pero ahora os probaremos nuestras fuerzas. Así les dijeron a ellos las piedras de moler.
        Y los chuchos a su vez hablaron diciendo: -¿Cuántas veces por vuestra culpa no comimos? Sólo de lejos os mirábamos con miedo, nos manteníamos de pie ante vosotros, que comíais, y nos echabais afuera, apaleándonos. De esta manera fuimos tratados sin que pudiéramos hablar. ¿Por qué no hemos de mataros ahora? ¿Cómo no sentisteis y no presentisteis esto, cómo no compresdisteis lo que os venía encima? Nosotros os vamos a despedazar. Ahora probaréis los huesos que tenemos en la boca y os morderemos. Así les dijeron los chuchos cuando los vieron cara a cara.
        También los comales y las ollas hablaron de esta manera: -Nos hicisteis sufrir quemando y ahumando nuestras bocas y nuestras caras, pues siempre nos teníais cociendo y ardiendo sobre el fuego, haciéndonos sentir ese suplicio. Ahora os comeremos, os pondremos a hervir, dijeron las ollas a todos los que estaban ante ellas. Los jarros que servían para poner líquidos al fuego, también fueron invitados a hablar y dijeron: -Mucho dolor nos hicisteis sentir.
        Y los muñecos corrieron apareados como mazorcas, unos tras otros. y subían sobre las casas, pero al llegar a las goteras se caían. Probaron a trepar sobre los árboles, pero éstos se rendían bajo su peso. Quisieron guarecerse en las cuevas, pero éstas los rechazaban al llegar a su presencia.
        Así, pues, fue destruida la gente, la criatura humana. Así fue su ruina. Por su atolondramiento se despedazaron unos con otros.
    Y solo quedaron, según dice la tradición, como señal de su existenciia, los micos que ahoran viven en los bosques y guatales, en lso que perdura la muestra de los que de madera fueron hechos, como lo habían ordenado Ajtzac y Ajbit.
        Por esa causa, los micos son los seres que existen ahora con cierto parecido a la gente civilizada, a la gente entendida a la criatura humana, los que eran muñecos solamente hechos de madera...

Tamen

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