MARCOS VIÉYTES
ADVERTENCIAS
sobrevivime lector andate antes de que el poema se consuma es decir ahora
después no digas que no te lo advertí andate antes de que te consuma el silencio que
arde entre la destrucción detenida del poema
sobrevivite lector andate de
este incendio que el poema quiere apagar con ruiseñores con angelitos de las
calles porteñas con corazones contra los que explotan petardos andate andate
no me dejes andar como no dándome
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SIGO
sigo acumulando méritos inocuos la sola certeza de hincar el colmillo en
un ala de la poesía y dejarme llevar sólo de a ratos cuando la poca razón que
nos atea supura cuando su dolido pasar es ya murmullo sólida memoria de arder
por los dos lados del sueño silbando al fondo de un suburbio abovedado cuando
cae un pedacito de sol sobre la calle y rebota hasta perderse como extravío de
monedas
es de otras tardes naranjas y ya fallecidas el poema se dio
a otros en veranos ya no poco desteñidos, irreconocibles se dio a todos aún
antes de que mi madre naciera y me llega como recuperado de empeño como
seco ripioso como arena bajo la suela del zapato repetido inapetente
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POEMA SIN LADO DE ADENTRO
Nos recreamos con el asunto al que estamos condenados en esa casa sin puertas
que es la identidad de cada uno y nos dejamos ir, nos asomamos al aljibe del desasosiego,
a la sombra fresca del moho: agua blanda de estar al borde suave del musgo, rasgo
pretérito del hondo pozo sin fondo
nos miramos doler los ladrillos rotos como
huesos, cascados; el alma como noria verde de ver siempre la misma luna, siempre
la misma cara: sombra que llega en la mitad de la tarde más clara o del crepúsculo
más pájaro, oscuridad que nos abraza con su premura de sed, con su promesa de aguas
y
nos refugiamos de apuro en cualquier ochava de la ciudad suspendida, de la ciudad
acribillada por el aguacero: abrigados por añadidura con cada ventana que enciende
la noche.
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LAS BALLENAS
y vino la muerte como una melancolía viste así tan triste tan triste dos
para colmo en la misma semana dos muertes ajenas entre papeles de oficina dos pero
qué muerte es ajena toda muerte es un poco muerte de todos aunque sea o haya
sido ya allá lejos en el sur donde las ballenas se aparean una vez
al año pobrecitas
escríbale un pésame a los deudos me dijo en nombre de
la empresa me dijo yo empecé nos duele de todo corazón no use vocabulario
demasiado familiar me dijo tiene razón pensé tiene razón
pero la
muerte ese mamífero cardumen
AMENAZAS
mirá que te miro el llanto corazón: el placer suicida de la sobreactuación
el travestido por entre las costuras de la voz mutilada
dale paz a
las manos corazón: mirátelas como ajenas
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PIEDRA LIBRE
mar mares mareas baja mar de palabras: argucias signos que la
luz de un espejito retrovisor orina tibiamente sobre los rostros del instante
descenso
de mar bajo la luna ríoplatense bajo la mar que andaba entre nosotros acariciándose
los párpados sal picándose la pupila sal muriéndose los moretones de mirar
mucho de cantar hasta cien hasta que todos se escondieran de nuevo atrás
de la espuma o a la vuelta de una ola a lamer el mal gusto de siempre el
disgusto de amar lo magro lo fósil lo frecuente
no vale espiar no
no vale pero el valor jamás espía jamás espío no procura los balidos
de lo válido para saber lo que vale y lo que no vale
cada vez que juega
vale decir toda vez que juega escoge no esconderse o más bien no escoge
no contar todo el silencio que hay que decir para que otros jueguen a no
estar escondidos de sí quietitos tibios de oscura comunión seguros
entre sombras opacas de voces como piedra libre de ser
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13 TRISTEZAS 13
si hoy parece que todas las tristezas
se hubieran convocado a un concilio de
tristezas
un bullicio de penas en patota vocifera
13 tristezas 13 esta noche
hasta el filo
inofensivo de la última tristeza si hoy parece
que todos los zapatos
se hubieran embarrado hasta la suela
(que otra cosa si no se embarrarían)
y
que el felpudo del umbral tuviese un agujero
más o menos como el del tamaño de tu
muerte
mientras un bullicio de penas en patota vocifera
13 tristezas 13
esta noche no se pierda
el show de satanás deshilachándose
CIEN MUJERES
ciertas mujeres pasan, y uno siente que todo está dicho: lacónica elocuencia de
sus piernas que saben eludir toda retórica
forzoso es admitir que el estremecimiento
sin fisuras de su paso es todo ajenidad, fuga descalza de reparos, presente en prisiones,
fuego seco
asido al resbaloso intransigir de su mirada filosa de horizontes,
yo le asedio el yo cristalizado que me sujeta a su pasar cuando la miro
yo,
que para entonces, soy menos yo que nunca, desmenuzo la sed suponiéndome el delito
que desflore tanto instante o pronunciando las palabras que refuten su credo impracticable
justo antes de que las des- nuque la guillotina de su espalda
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