MONSIOUR

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        Es originario de Armenia, Departamento de Sonsonate. Emigró de su Tierra Linda hace muchos años y actualmente reside en la ciudad de Fullerton, California, con su esposa y trres hijos. Es supervisor de entrenamientos y enseña Inglés, conceptos de calidad y seguridad.
        Siempre se interesó en el arte, y cuando pequeño, dibujaba y pintaba, ahora de "viejo", se dedica a describir las costumbres y tradiciones nuestras, tan bellas y únicas, a través de sus "babosaditas"...

EL MITO DEL TIGRE

        El Mito del Tigre es un libro que recopila una serie de pequeños cuentos en forma de cartas individuales que, al seguir una sequencia cronológica, presentan una imágen grande sobre una historia, la historia del actor principal, El Tigre, sus vivencias y sus experiencias llenas todas de un realismo que pretende llevar al lector hacia una etapa propia y real que bien pudo haber sido la del mismo lector, esto se intenta, a través del relato de estas situaciones de la misma manera cómo la vivió el protagonista principal y, cómo también la vivió el que lo escribe. Esto quiere decir que, el autor narra en cartas que envía a un tercer participante - y amigo en común de los dos-, Chepe Toño, lo que el pudo recoger de las experiencias que El Tigre y el mismo autor vivieron en las decadas de los 60 y 70 alla en la "tierra linda"; en estas cartas, se comenta sobre situaciones personales de ambos, El Tigre y el autor -debido, logicamente a qué, sobre ellos está basada la historia- pero qué, también se puede percibir, la intención del autor de revivir y mantener las tradiciones y costumbres de nuestro pueblo, hablando de cosas y hechos que identifican a muchos, en los campos del deporte, la música, la moda, de los poblados, también de hacer recordar los parajes y paisajes bellos y hermosos de la floresta y campiña salvadoreña y de despertar el orgullo de saberse nacido en ésa linda tierra guanaca.
        Se nota además, el compromiso social del autor, y su deseo de dar a conocer la realidad política que el pueblo vivía en esos días, cuando nos relata lo que a manera de rumores o "chambres" se comentaba en los diferentes rincones de los poblados y en los diferentes gremios y agrupaciones, es decir, el autor nos dá a conocer lo que la "Vox Populi" tan verídica e infalible presagiaba y temía que ocurriera, presagio que con el correr de los años, ya en la década de los 80 (incluso a fines de los mismos 70) demostró ser tan real y válido, para desgracia de los más débiles e indefensos. Todo ésto se logra, intentando siempre, mantener al lector entretenido y disfrutando de la lecturas de estas cartas que, a manera de capítulos se van dando una detrás de la otra, en un estilo -según comentarios de algunos lectores - único y revolucionario en este campo de la narrativa popular y con un lenguaje sencillo tal cómo el que habla el pueblo, con todo y sus dichos, frases y refranes, es decir, este libro no está lleno de presumpciones ni intenta ser "pan de la mesa" de lexicólogos ni estudioso del idioma, mucho menos de críticos de rancia alcurnia. Si habría de establecerse un paralelo para identificar o clasificar mejor este libro (en su narrativa no en su forma), creo que se colocaría muy cercano a la obra del gran maestro Salarrúe.
       En síntesis, si el lector busca diversión, entretención, revivir de la vivencia guanaca y un punto de referencia hacia un pasado común, rico en historia, costumbres y tradiciones, El Mito del Tigre llenará estas expectativas al llevarle a travéz de un viaje hacia ese tiempo ya ido, allá en mi "tierra linda!!!".
 
        El Monsiour
       Fullerton, CA. 7/25/98

      CAPITULO I
        ¿Qué hubo hermanito Chepe Toño? Ya tenía mucho que no te escribía verdad?, mirá papá, lo que pasa es que he estado muy ocupado man, pero, fijate que ahora estaba allí por la piscina, (refrescandome 'internamente" porqué bañarse no se pudo debido al frío que extrañamente hizo, a pesar de lo que habían dicho los batos ésos de la televisión) y sin motivo alguno, me puse a recordar a algunas gentes de allá de nuestro pueblo, así, recordé a nuestros amigos; la Momia y su primo el Tigre, a Pichel, el Gallo, el Oriental y otros. De todos ellos (y por su puesto de vos) es que me estuve acordando ésta tarde, recordé aquella vez que fuimos a "tapiscar" a la finca de los papas de Pichel, ¿te acordás?, uta papá, que aguevada y encabronada me dí, ¿verdad?, mirá es que, de plano yo ya me hacía allá arriba de la ladera con el saco hijuelagranmanzanadenuevayorkalasdocedelanochedeuntreintayunodediciembre ganandoles a todos ustedes pero, no se me hizo.
        Ahora al recordarme y contar esa pasadita, (en veces sin contarsela a nadie) me dan ganas de ca....ntar de la risa, pero mirá papá, no es de eso que te quiero hablar ahora, te quiero contar unos bolados sobre el Tigre, es que, vos no lo crees pero, cómo ya te lo he dicho varias veces, ese cab...allero de plano que siempre tuvo leche con las mujeres!, fijate que algunas veces yo tuve la suerte de verle en acción y sin paja te digo, no sé de adónde le salían las palabras pero, casi siempre, hacía que las muchachas le pusieran atención, me acuerdo de varias cosas pero, cómo no te las puedo contar todas de una sola vez, te voy a contar desde el principio que yo me acuerdo. Fijate que estabamos en primer grado, ¡si!.....primer grado! cuando la niña Tere, nuestra profesora, llevó a otra profesora a la aula de nosotros a enseñarle al Tigre, estabamos leyendo el abecedario cuándo ella dijo: -con voz un poco fuerte y sonora- "allí está mire, ese es el niño!"-, todos volteamos a ver, ella estába en el umbral de la puerta señalando al Tigre (quién estába sentado junto a mí, en la banquita que era nuestro pupitre), la otra profesora dijo algo cómo: ¡si niña, tiene razón!, ¡claro! -replicó la niña Tere-, además tiene los ojos bien lindos, ¿verdad?, ellas siguieron hablando y al alejarse de nuestro "grado", no pudimos alcanzar a oír lo que se decían. En una tarde lluviosa -que nos detenía en nuestro afán de ir a jugar al patio- nuestra profesora llamó al Tigre, para que se le acercara al escritorio, al tenderle una nota le dijo: "No sé te olvide dársela a tu mamá, ¿oyiste?", mi amigo, un poco dubitativo, le respondió, ¡"no señorita"!; ¡uta mano!, todos pensamos que la nota era por el mal comportamiento del Tigre y que le iban a dar una buena regañada (ó talvéz hasta verg...üenza le podía dar por tanta travezura que hacía), cómo nadie en el grado podía leer bien todavía, le sugerí al Tigre que le enseñara la nota a uno del segundo o tercer grado, ¡"esos ya saben leer"!, le dije.
        El Tigre se puso muy afligido y me respondió que no le enseñaría la nota a ningún alumno de la escuela ¡ni mucho menos a su mamá!, así fue. Al día siguiente, la niña Tere le preguntó si le había entregado la nota a su mamá, aquél le respondió que sí; ¿"y qué dijo"?, le preguntó la profesora, ..."éste...éste...¡que estába bien!" -le replicó El Tigre-, entonces, decíle que venga el sábado cómo a las 9 de la mañana, ¿oyiste?, ¿ah?, ¿el sábado? (preguntó El Tigre), ¡sí! le dijo ella, ¿pero, para qué tiene que venir ella? (preguntó El Tigre), ¿cómo que para qué?, para hablar sobre cómo te vamos a "arreglar" a vos, le replicó la profesora y enseguida dijo: "Buenos días niños ahora vamos a hablar de.....". Púchica mano, el pobre Tigre, se puso bien colorado. Nosotros hasta nos empezamos a portar bien (del miedo, que teníamos) y no queríamos ni preguntarle al Tigre como se sentía él, és que, nos parecían muy claras las palabras de la profesora, "¡Para ver cómo te vamos a 'arreglar' a vos!".
       El sábado se llegó y con ello, el desenlace de esa situación, (que, con mucho miedo y un poquito de morbo, esperábamos los que no estabamos metidos en el problema del Tigre) la mamá del Tigre, ¡ni se asomó!, la profesora, antes de despacharnos para la casa (cómo a éso de las 10 y 45), se le acercó al Tigre y le dijo: "Parece que tu mamá ya no va a venir, decile que en la tarde voy a ir yo a platicar con ella, ¿oyiste?"...¡uta mano!, el pobre Tigre ya no pudo más y súbitamente ¡pegó un gran grito que se oyó en toda la escuelita!, enseguida se soltó en llanto -¡a moco tendido!-, con ello, la maestra le preguntó que le pasaba, y él, balbuceando, le contó la verdad, la profesora lo agarró del brazo y se lo llevó para su silla, ahí ella lo sentó en sus piernas y muy tiernamente le sobaba la cabecita, limpiandole las lágrimas, rosaba sus mejillas con las de él, con tierna suavidad le contó lo que la nota decía y.....¡juro que lo ví!, ¡ella hasta lo beso!, al momento de decirle: "Lo que dice mi nota, és qué queremos qué vos con tu mamá, nos sirvan como cuadro vivo en un acto que vamos a hacer, para celebrar el Día de las Madres, ¡bobito lindo!" ( y seguía acariciandole, llenando de envidia a todos -o por lo menos a mi-), el espectáculo era hasta cierto punto conmovedor pero, yo podía apreciar que El Tigre, se aprovechaba de su cómoda situación y, seguía llorando ¡el muy ca...ntante de opera! Al salir de la escuela, todos queríamos platicar (o por lo menos estar cerca del Tigre), es que, él era el héroe del grado, el tipo de la película, el campeón de la pelea y sin duda alguna...el primero de todos en mi camada en estar entre los tiernos brazos de una hembrota, el primero de tener apretujado contra su pecho (hombro, en este caso) los sensuales pechos de una mujer, el primero en sentir el palpitar del corazón de una dama, el primero en ser besado y acariciado por un ser tan divino y celestial cómo era la guapísima niña Tere.
        En realidad, El Tigre se convirtió a partir de ese momento, en un ídolo para sus amigos y compañeros, és que, muchos le recordábamos cómo "al que beso la niña Tere", así empezó el mito sobre El Tigre de mi pueblo... Bueno Chepito, allí después te sigo contando otros bolados del Tigre, ¿oyiste?. Cuidate y saludame a la Dinorita y a tus hijos.

Salú,
El Monsiour.

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        CAPITULO II

        Hola Chetoñito!
       Ya en mi carta anterior te hablaba sobre cómo fue que empezó el mito del Tigre, ¿te acordás? Y ese mito, se acrecentó considerablemente cuándo, ya en cuarto grado, El Tigre salió bailando en un acto cívico (llevado a cabo en el atrio de la iglesia del pueblo), junto a la Cristela Cienfuegos, ¡la cipota más codiciada de la escuela de niñas!, uta papá, viéras que bien bailaron aquella canción que dice así: "These boots are made to walk on walk on you..." y és que, no sólo bailaron, sino qué también al final de la canción se dieron un corto beso en el cachetito ante el aplauso de los cientos de espectadores que estábamos ahí.
        El espectáculo fue sinceramente maravilloso, el escenario decorado muy hermosamente y de manera romantica -diría yo-, con palmeras, luces de colores tenues y con un fondo representando al mar de noche, con una luna llena pintada a un lado del centro que le daba al ambiente un cáriz tiernamente sentimental.
        El acto (primero y único que recuerdo que se haya llevado a cabo en el atrio de la iglesia) fue con el motivo de despertar el amor patrio, durante la guerra contra un hermano país pero, de guerra no tenía nada, al contrario, pareciera que el motivo de esa reunión pública era para desabrocharnos la ataduras que impedían que aflorara el amor, para permitirnos que el corazón pudiera libremente palpitar al ritmo de las emociones dulces y sentimentales de las almas jovenes (y de los no tan jovenes, pues, ahí estába hasta don Milo, el zapatero, con su señora, bien "atortoladitos" bajo las ramas de un maquilishuat frondoso), era realmente impresionante lo que se podía apreciar que hacían las diferentes parejas allí congregadas con sus brazos y sus cuerpos meneandose rítmicamente hacia adelante y hacia atrás, de un lado a otro, al compás de la música que los seres románticos llevan en sus pechos, las palabras suaves al oído se repetían por doquier, las caricias ya casi parecían un ritual primitivo a la diosa luna y és que, la luna colaboraba a ésta impresión al estar allí cómo fiel testigo e instigadora, invitando al amor, insinuando que el amarse era bueno, hermoso y necesario. ¿Quién podría osar desafiar los designios de la luna y de la atmósfera tan cargada de amor? nadie,... ciertamente,... ¡no El Tigre!, ¡por supuesto que no! ya éste estába junto a la Cristelita, sentado en un sofá de piedra y cemento del parque de mi pueblo, no mediaban palabra entre ellos, sin embargo, las palabras no eran necesarias cuándo se tenía el lenguaje del amor (¿realmente, era éso amor, si sólo eran unos niños?).
        El Tigre estába muy sonriente, cuándo me vió venir, "Hey Monsiour, sentate con nosotros", me dijo, quise responderle que no (en parte creo a la envidia que en ése momente le sentía) pero, justo en ese momento corría hacia ellos la Jennifer Juarez, luciendo todavía el bello vestido azúl marino que su mamá (la niña Conchita) le había cosido y qué, lo había estrenado en la presentación de una obra típica guanaca en el acto que aún continuaba allí en el atrio de la iglesia, "sí Monsiour, sentémonos" me dijo la Jenni, no me lo dijo dos veces y rápidamente me senté junto a ella. La Cristelita me preguntó -acribillandome de frente- "¿Monsiour y a vos no te gusta la Jennifer?", éste, ¿qué? alcance a decir ante el terror que sentía, ¿que sino te gusto yo? -me respondió la Jennifer, ¡ah! si mucho, le dije!, haciendo un profundo esfuerzo por ocultar la tremenda canillera que tenía en ese momento, entonces, "dense un beso así, miren" continuó la Cristelita y agarró al mentado Tigre quién, ni lento ni perezozo, le echó ambos brazos sobre el cuello de ella, fundiendose los dos en un "nudo ciego", yo me quedé petrificado, viéndoles.
        La Jenni agarró mi mano y acercó un poquito su cara hacia la mía, yo seguía allí incólume, sin moverme, repentinamente, El Tigre empujó mi cabeza causando con el impulso que yo diera el primer beso de mi vida, éste, fue muy rápido y fugaz, realmente efímero pero, sorprendentemente tierno, dulce y bello. Mi primer beso, que a partir de ese momento, ¡sería por siempre inmortal!. La banda municipal empezó a tocar, anunciando con ello el final del acto allí en el atrio de la iglesia, inmediatamente -casi automáticamente- separamos nuestros cuerpos (para no despertar sospechas, pensamos), sabiendo que nuestros padres podrían ya andar buscándonos y no era una buena idea que nos agarraran "in-fraganti" en el primer día de nuestro secreto (¿y pecado?). Al despedirse de nosotros, ambas nos invitaron a vernos la noche siguiente, cerca de la casa de la Anita Gochez, vamos a decir que tenemos que ir a estudiar y nos esperan por aquél palito de Paraíso, ¿oyeron?, sí, está bien dijo El Tigre, ¿a qué horas?, a las 7 por qué a esa hora se pone mi mamá a ver televisión, respondió la Cristelita, y se fueron corriendo, haciendo cómo que andaban jugando "mica".
        Uta Monsiour me gritó El Tigre, ¡ya tenemos novia papa!, ¿sí?, le pregunté yo, ¡claro!, ¿qué no viste como te agarró la Jennifer pues? ¿y viste que gran amontonada nos dimos con la Cristela?, es que de plano, ¡ésta sí sabe amontonar!, sin pajas Monsiour, ¡ésta és la mejor para besar de todas las "bichas" que yo he tenido!, fijate, me dijo el muy des...pistado; Yo también, le respondí (sólo por no quedarme atrás, si bien sabía que era mi primerita vez que me atrevía a "estar" así con una hembra), él, sí tenía razón es que, ya tenía fama hasta de "pastelero", ése era El Tigre, ése fue El Tigre, ¿será aún así El Tigre?, veremos mas adelante... Mira brother, como te voy a estar contando varias cosas del Tigre, ponéte abusado y leélas todas ¿oyiste?, por qué después no quiero que me vayas a salir con que te lo cuente otra vez por que no lo leíste o por que se te olvidé, además, para que se te haga más fácil, van a ir en secuencia y todos estos "bolados" te los voy a titular; "El Mito del Tigre", ¿oyiste? Vaya pués, saludáme a tu Dinorita y a tus hijos.

       Salú,
       El Monsiour.

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        CAPITULO III

        Quiuvo Chetoñito! Mirá papá, fijate que después de ésa vez que estúve con la Jenni, ya ni la volví a ver, es que, yo no quería "tener" novia, si yo todavía andaba pensando en jugar con chibolas, pacunes, trompos, piscuchas, capiruchos, también en jugar con los amigos, ladrón librado y hasta esos jueguitos que nos enseñaban los mayores cómo: "¡Le compro esa olla!", "Por el puente de Aragon", "Naranja dulce limón partido" y otros que ya ni me acuerdo. Por eso, cuando El Tigre me fue a buscar a mi casa, yo andaba jugando y pues no fui a la cita, ¡ah! pero El Tigre si siguió con la Cristelita, fijate que todos los días nos reuníamos por la pila de la escuela a oírle sus relatos sobre lo que había hecho la noche anterior con ella.
        Según me recuerdo, ellos fueron novios casi hasta que llegaron las clausuras en las escuelas, es que, la Cristelita por ser muy bonita la condenada, era muy codiciada hasta por los que ya estában en el tercer ciclo (que entonces se llamaba "La Sección") y cómo ella había salido de cachiporrista en su escuela, para las celebraciones de la independencia y durante el desfile del 15 de Septiembre, pués, muchos la habían visto en traje tamaño "miniatura" (por no decir, casi desnudita) y con ello, se había desamarrado una manada de "salvajes conquistadores" y el pobre Tigre, se cansó de tanto pleito, lucha, pelea y empujón que los más grandes le daban, cada vez que él estaba con la Cristelita y qué, alguno de estos batos los veía, a tanto llegó el problema que -según contó el mismo Tigre- una vez, mejor optó por dejarla sóla con un bato que le decían "El Cachi", és que, decía él, éste tal Cachi, una noche que estában allá por adónde don Casildo Gutiérrez, se les acercó y sin dar aviso, agarró del cuello a mi amigo y le dijo que él era el nuevo novio de la Cristelita y que si no le gustaba entonces que se agarraran allí nomás, ¡al momento de sacar una navaja!, uta dijo El Tigre, ésto no és conmigo ¡y salió barajustado el pobre!, después de éso, ni la volvía a ver (por miedo qué se le fuera encima, El Cachi, otra vez).
        Bueno, fijate Chepito que yo no noté triste al Tigre, al contrario, éso cómo que le dió más brillos és que -cómo él mismo decía- "¡no me aguanto para que se lleguen las vacaciones!", ¡y éso por qué?, le preguntamos algunos, ¡ah!-respondía él- és que con las vacaciones llegan las fiestas novembrinas, después La Navidad y el Año Nuevo, además, regresan al pueblo todas aquellas mamacitas que estan estudiando afuera y allí, ¡hay mucha madera!.
        Bueno, la clausura de nuestra escuelita se llegó; aparte de los rostros compungidos, tristes y llorosos de los de sexto grado, no hubo nada extraordinario en el acto, ¡ah! pero, éso sí, el mentado Tigre, no perdió el tiempo, és que, allí por la mesita adónde estába la "tienda de la escuela", cabal entre la pared del segundo grado y el refrigerador, estába el muy des.....pistado "amasandose" con la hermana de Luis "Muerte", y éso que ella ya tenía 14 años ¡la muy conde.....sa de Saint Exupéry!, Luis llegó bien bravo y se la quiso llevar a la fuerza pero, cómo ella era más grande y fuerte, de un sólo jalón se lo quitó de encima y se llevó al Tigre para afuera de la escuela, ¡a saber para adónde!. Ya no ví al Tigre esa noche, al día siguiente, fui a buscarle a su casa pero, aquél no estaba, su mamá me dijo que había llegado don Rafael (tío del Tigre) para llevarselo a Juayúa para enseñarle el oficio de la sastrería, me regresé un poco triste a mi casa pero, cómo a eso de las 2 de la tarde, llegó Jorge "Charamusca" a preguntarme si quería ir con él a uno de los ríos del pueblo, mi abuelita accedió dejarme ir y allí, sólo agarré mi calzoneta (la única) y salimos corriendo para la casa de Jorge, adónde estában ya ensillando los caballos y una yegua que nos llevarían al río, bien galán, recuerdo que nos fuimos (eramos como 10, contando con don Juan, papá de Jorge ¡y quién montaba al mejor caballo de todos!), cantando aquella canción que decía así: "Estoy contento, yo no sé porqué lo siento, voy cantando soy tan libre cómo el viento, que viva la flor que.....", llegamos al río y allí, los problemas o penurias de mi corta vida...¡se desvanecieron cómo por magia!.
       Regresamos al pueblo y ya en mi casa, ¡me contó mi abuelita que El Tigre había llegado a buscarme!, casi ni comí e inmediatamente me fui para el parque del pueblo, cabal allí por la casa de don Toño Portillo estába El Tigre, platicando con "Caluco". Me alegré mucho de verle (a pesar de haberle visto la noche anterior) igual él, quién, al verme, se fue hacia mi para contarme su "odisea" que había vivido ese día allá en Juayúa. ¿Pero y por qué no te quedaste? (le pregunté), és que fijáte que ésta noche me va a responder la Norita Rugamas, me contestó. Y así fue, la Norita se convirtió a partir de esa noche en la novia "oficial" del Tigre, ya al día siguiente El tigre mostraba una sonrisa de oreja a oreja, és que, había logrado otra conquista pero... esto no duraría mucho..... ya después te cuento por qué, bueno, ya estoy durmiendome Chepito, allí después seguimos ¿oyiste?

       Salú,
       El Monsiour
 
       monsiour

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